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Historia

CELEBRACIÓN 25 ANIVERSARIO

Corría el año 1990 cuando se iniciaron las obras de la que es hoy nuestro barrio. Todo comenzó con la construcción del Instituto Antón Fraguas. Poco a poco se fueron construyendo los bloques de los residentes. En el año 1992 comenzó a proyectarse el Centro Comercial del Área Central y a finales de año en la Diócesis empezaron los primeros movimientos porque sabían que el barrio necesitaba una Iglesia. Se hizo el proyecto básico del Complejo Parroquial. Se adquirió el solar donde hoy tenemos nuestra casa. El 27 de febrero del año 1994 celebramos la primera Eucaristía en Rúa Madrid. Fue una celebración muy emotiva y esperanzadora, la parroquia se estrenó con una gran participación de gente que se sentían muy contentos e ilusionados con el proyecto de construir una comunidad.

Desde el primer momento fuimos muy bien acogidos en el barrio y establecimos muy buenas relaciones con las distintas instituciones que trabajaban en él, el colegio, instituto, inter-idiomas, asistentas sociales…y un gran fruto de nuestras reuniones fue descubrir juntos la necesidad de un centro para acoger a las familias mono-parentales que eran tan numerosas en nuestro barrio y así nació el Centro Abeiro que se convirtió en un centro modelo a nivel de Galicia.

Dábamos los primeros pasos y soñábamos con que la parroquia fuese un espacio, una casa de acogida, de cercanía a las personas, donde valorásemos todo lo que cada uno es, puede y aporta a la sociedad y a la comunidad. Intentamos que las personas se sientan queridas e importantes, descubrir juntos que todos somos necesarios. Siempre quisimos hacer nuestras las palabras de Juan Pablo II y Benedicto XVI: “la parroquia debe ser la casa entre las casas de los vecinos” y “la parroquia, fuente donde todos puedan ir a coger agua para saciar las distintas sedes que la persona tiene”.

Nuestros tres grandes pilares siempre han sido: la formación, la caridad y la celebración.

Desde el primer momento nació Caritas Parroquial, con pocos medios, pero con muchas personas que la tomaron y la toman a cargo muy responsablemente. Siempre con el convencimiento de que lo más importante no es “dar cosas” sino ayudar a las personas a tomar conciencia de su dignidad y su responsabilidad. Es una tarea ardua que requiere mucha dedicación y tiempo. Actualmente se da apoyo a 64 familias en atención primaria y como complementos a su formación se les ofrece un taller de costura semanal y un taller de cocina trimestral. También se han organizado talleres de manualidades.

Nadie ama lo que no conoce, por eso la formación en nuestra comunidad siempre ha ocupado un espacio muy importante y de modo muy particular las catequesis, de niños, de jóvenes, de adultos y de mayores. La formación no solo es la transmisión de una doctrina, sino el compartir una experiencia y una vivencia creyente. El cura, el padre, la madre, el catequista o el responsable del grupo de formación es, ante todo, un testigo. “Hoy sobran maestros y hacen falta TESTIGOS y si las palabras dicen algo, son las pronunciadas por el TESTIGO… que decía Pablo VI.

A lo largo de nuestro camino hemos puesto en marcha varios grupos que han ido profundizando sobre diferentes temas bíblicos, los profetas, el Antiguo Testamento, Jesús de Nazaret, las parábolas, los distintos evangelistas, San Pablo, los Hechos de los Apóstoles…

Hemos meditado mucho sobre la palabra de Dios porque tenemos el convencimiento de que es la fuente que nutre nuestra vida cristiana.

Siempre hemos puesto mucho cuidado en la celebración de nuestros sacramentos, hacemos celebraciones comunitarias del perdón, hemos hecho celebraciones los domingos de la unción de enfermos con un lugar relevante para los mayores en conexión con los niños, las comuniones y confirmaciones son comunitarias e intentamos que los bautizos en la medida de lo posible también sean compartidos por la asamblea dominical,  hemos asistido con mucho gozo a matrimonios muchos de ellos de niños que crecieron en nuestra parroquia y se hicieron jóvenes y adultos.

Pero “la Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida cristiana” que dice el Concilio Vaticano II y para nosotros las eucaristías siempre han sido grandes celebraciones comunitarias que hemos ido tomando a cargo con nuestro sacerdote, ayudando por turno los diferentes grupos en su preparación, en ellas nos encontramos, participamos y celebramos.

Los 25 años de nuestra parroquia han sido posible porque ha habido una comunidad participativa, a través de los distintos grupos con tareas específicas o intervenciones directas constantes o puntuales en las actividades y responsabilidades que requiere. Las aportaciones van más allá de nuestra presencia, tiempo y esfuerzos, también han sido y son económicas, con alimentos, ropa, libros, materiales diversos, flores, automóviles y casas para actividades y un largo etcétera.

El Consello Pastoral Parroquial es un órgano constituido por los representantes de los diferentes grupos de la parroquia que recogen las demandas, sugerencias y necesidades y reflexionan y ayudan a elaboran respuestas, animan y coordinan las diferentes tareas y a los propios grupos, con el que todos y todas estamos invitados a colaborar.

Los 25 años de la parroquia de San Antonio de Fontiñas han sido el resultado de la confianza, del generoso compartir, de las progresivas cesiones de tareas y responsabilidades por parte de nuestro sacerdote, Ricardo y los diferentes sacerdotes que con él han colaborado, hacemos presentes a Donato y a Genaro, con la comunidad en la tarea de hacer la Iglesia de nuestro tiempo.